Rogelio
Valdés, Comentaba al pasar en una mañana de sol, que un hombre podía esconder
pequeños mundos. Que aquellos quedaban para siempre en el alma. Mientras su vista acariciaba el
atardecer, contaba que, en los tiempos de soledad, la alegría aparecía como un
abrazo bien dado o una sonrisa al pasar, y en los tiempos de guerrillas, el
corazón era la vida, y en esas tardes se moría por amor”.
Rogelio,
comentaba muchas cosas, que todavía hoy, me hacen soñar.

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