ATURDIENDO LA TRANQUILIDAD

Río, y me doy cuenta que nada es verdad y caigo en la mentira de existir.
Mañana será otro día y yo perdido en la tiniebla amarga,
 Callo mientras mis pies caminan sin más.
Aturdo  a la maldad que aspira otra conquista. Las pestes aumentan su furor. Y mirando desde una esquina que nada lo ve, abro los brazos en búsqueda de nada y atraigo lo más débil del mundo, en ese acto sonríe mi ceguera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario