MIRANDO LOS PEQUEÑOS MUNDOS


Rogelio Valdés, Comentaba al pasar en una mañana de sol, que un hombre podía esconder pequeños mundos. Que aquellos quedaban para siempre en el alma. Mientras su vista acariciaba el atardecer, contaba que, en los tiempos de soledad, la alegría aparecía como un abrazo bien dado o una sonrisa al pasar, y en los tiempos de guerrillas, el corazón era la vida, y en esas tardes se moría por amor”.
Rogelio, comentaba muchas cosas, que todavía hoy, me hacen soñar.


Los Olvidados


Los pequeños contienen voces, un enorme tesoro que nadie quiere encontrar, con nostalgia y miradas perdidas, van caminando sobre nubes silenciosas. Son los perseguidos, por ser pequeños y explosivos. Sobre desiertos invisibles, construyen un mundo mágico y original.
Hace ya mucho tiempo, se ha escuchado que aquellos hombres, que nadie miraba, cruzaron mundos, selvas y montes. Siguiendo a las voces que regalaban mas caminos, por el solo hecho de seguir caminando.

EL ABRAZO


Cuando los ojos se miran, existe un silencio tan cálido que nada molesta. Las hijas del sol, lo llaman, espacio donde se comparte un abrazo invisible.

PIEZAS DE UN MUNDO INEXPLORADO



Cuantas más palabras descubro, más son los caminos que me llevan a lo inexplorado. Y a veces suelen aparecerme muchos inexplicables imposibles, esos pequeños sin forma, que me invitan a jugar, a correr, a volar, a juntar los improbables del cielo, piezas ilusorias que guardo dentro de mí.
Soy el afortunado de haber nacido donde esos quiméricos mundos para mi son reales.




Don Emiliano decía: “no se es sabio sin conseguir la humildad”.

Esa humildad Don Emiliano la conseguía todo el tiempo, él las veía junto a los ríos, bajo los cerezos en flor, y en las cumbres nevadas,
él tenia un poder especial, bajo sus barbas se dejaba ver un poder divino, capaz de descubrir el magnifico tesoro, y de ahí sabio se convirtió.

Don Emiliano y su carreta, pasaban todas las tardes, buscando sueños perdidos, los recogía, mareados, sin saber a donde ir, frágiles como una hoja.
Con sus enormes manos levantaba a esos pequeños olvidados, a esos pequeños juegos, que se habían hecho vagabundos de estas tierras, los llevaba todos juntos a un mismo lugar y esos pequeños sin hogar, crecieron y se hicieron luz,  y ese lugar creció tanto, pero tanto, que el sabio, al ser sabio siguió buscando y buscando sueños perdidos para que algún día sean luz, y así ver nuevos mundos nacer.



VIDA LUNA




Cada vez que puedo, viajo hacia la luna y me siento vivo, y muero en cada rato cuando pienso en regresar a mi ciudad, la luna me mira sonriente esperando mi visita, muestra su sonrisa que refleja mi alma.
Y juntos navegamos en el monte, regalando risas y cantos, como un peregrino gritando sus verdades, muchas, millones de pequeñas verdades que esperan ser. Y ahí me siento vida, vida morena, vida suerte, vida rica, vida luna.


Ikal soñaba, se dedicaba a no pensar y atraía sueños inexplorados, y él, en esos sueños, se iba en los mares de pétalos azules, donde el rey sol gobernaba hace tiempo. Estuvo un buen rato sin ver su sombra y montado en el aura brillante, se asomaba a otros mundos. 
Un día se vio luchando sobre una alfombra roja que latía como un corazón,  pisando fuerte, huyó descalzo, iluminado, sonriente y feliz. 
Con una calma fantástica, flotó por el universo, lloró de vez en cuando, sabiendo en sus ojos, que la eternidad lo había llamado.