UNA HUELLA EN EL CAMINO

En un pequeño pueblo pesquero de la costa mexicana, donde los cantos y la memoria resonaban en borracheras y en atardeceres de guitarras e historias, conocí a un hombre de largo sombrero y flaqueza absoluta, que barría los caminos que no servían más que para que largos tacones no se olvidaran de su bienestar, nada conocía de ese mundo vil y peligroso, nada conocía de lujos y menos de copetines y platos sofisticados.
En sus ojos cristalinos, mostraba un mundo mágico; yo vi el misterio, como quien mira el cielo sin luna con mil estrellas resplandeciendo en el horizonte, dejando un perfume que quedará por siempre; sin tiempo ni gloria, con el aroma de la selva y la sabiduría de la tradición que a cada paso que avanza deja una huella infinita en el corazón del que lo recibe. 

UN PASEO POR EL RIO

—El dinero está armado—dijo el hombre junto a mí, con un ojo en sus remos y otro en la eternidad, como una flecha viajando por el infierno
del atardece.
— cuentan con un escuadrón preparado para matar, que enloquece al que no quiera comprar —decía, bajo su barba manchada de tabaco y ron.
 —Un escuadrón de dios, así lo llaman, guardianes del tesoro, profetas rufianes y mentirosos, que enfrentan al que resiste, que apuestan en un juego lujurioso, donde la suerte del timado es la que paga—.
—  no habrá costo ni paga para el hombre libre— susurraba cantando.
           
  .... Y  continué mi viaje, dentro del mundo y en silencio, navegando en un rio brillante e infinito.



LOS LOCOS DE LA VIDA

Un hombre de barriga larga y sombrero gordo, parado sobre el mundo, fuma y ríe, con su gran habano de risas y sospechosos pensamientos, pisa a quien se acerca y al que huye lo persigue, cantandole a las sombras y a su reino. Con sus manos sucias, juega con la consciencia de la humanidad, ese perfume que sobrevuela las calles de los hambrientos y los soñadores.
Amenaza con limpiar todo privilegio y echarte al olvido, porque sabe que la semilla de un nuevo mundo está por brotar; mundo loco que algunos locos siguen soñando, esos que luchan contra los que respiran con el bolsillo y pretenden comprar el corazón.


ESPERANZA CUÁNTICA

Me salto tres mil tiempos y camino por el umbral de la humanidad, esa que se ha llenado de horror y fiebre, buscando un soplo en él alma. Imaginando que en los lejanos pueblos de la selva y los desiertos, existen hombrecitos que buscan el poder del sol, pidiéndole, con rituales y tambores, que se sumerja hacia las profundidades del mundo y sacuda los cimientos de la crueldad, y reduzca a cenizas el más mortal de los pecados, la vanidad.

UN RINCÓN EN EL ESPACIO

En un gran océano de estrellas,
Alcanzo un trueno en el cielo,
Andando de pies a cabeza, íntegro, caminando lejos.
Donde ninguna sonrisa amarga la libertad,
Donde la humedad fertiliza la tierra.


Y me escapo al silencio y la calma,
Anclando la vida en el sueño del universo,
Navegando los terribles mares del espacio.
No huyo, ni corro
Me cuelgo del aire y me hago sueño.


DEVORADOR DE SUEÑOS



La luna permite descifrar la oscuridad del mundo, capaz de hundirse al más intenso placer del ritmo y las canciones, un mundo que morirá sin aplausos, un destino marcado como un tatuaje obligado, un nicho bien cavado hasta la profundidad de la tierra de este mundo inentendible, uno bien misterioso y  peligroso.

Con armas bien filosas busca acuchillarte como el diablo, capitán de la debilidad y el frio. Su tridente afilado y su sonrisa apabullante, te señala con su enorme dedo cubierto de placer y pecados, hasta desnudar tu moral.

Una invisible lealtad al abismo, todo su servicio al poder, un dios modelador del hombre, que con esfuerzo corrupto y letal, puede tu rumbo cambiar. Y se desliza en el aire que lentamente gira, observando tu lujuria; se ríe y te excita, al tiempo que lanzas la moneda buscado fortuna, apostando el hoy, ese poderoso regalo que tienes para derrotar al tiempo, callando su maldito sistema de obscenas ganancias, que escupe en tu rostro y te limpias como lluvia.

LA PROCLAMA DEL FUEGO



Dentro de la profundidad del monte, un cuento llegó con el viento, que de tanta simpleza, cautivó.  Una proclama ardiente y feroz, una pena de siglos, una canción transformada en ritual, una llama que ya nadie pudo apagar.
 
“Han quemado la selva que nos abrigaba,
Y han encerrado al agua, etiquetando su consumo,
Han  atado las manos del trabajador y quemado sus tierras,
Han sembrado el terror y nos han separado,
Nos han quitado el amor por la igualdad, y censurado la palabra,
Nos han vendido la felicidad enlatada y la máquina de hacer mil estrellas,
Pero siguió naciendo entre el fuego y las lágrimas, una melodía de lucha incontrolable, capaz de derribar murallas invisibles y caminar hacia respeto por la tierra y el amor a la humanidad.”