UN PASEO POR EL RIO

—El dinero está armado—dijo el hombre junto a mí, con un ojo en sus remos y otro en la eternidad, como una flecha viajando por el infierno
del atardece.
— cuentan con un escuadrón preparado para matar, que enloquece al que no quiera comprar —decía, bajo su barba manchada de tabaco y ron.
 —Un escuadrón de dios, así lo llaman, guardianes del tesoro, profetas rufianes y mentirosos, que enfrentan al que resiste, que apuestan en un juego lujurioso, donde la suerte del timado es la que paga—.
—  no habrá costo ni paga para el hombre libre— susurraba cantando.
           
  .... Y  continué mi viaje, dentro del mundo y en silencio, navegando en un rio brillante e infinito.



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