Déjalo que griten, por no querer que la tristeza sea su cómplice, por no querer dueños que aplasten sus sueños, por no querer que los aromas tengan nombre ni cultos. Déjalos que recen solo al cambio que sopla marcando los caminos que empiezan desde cero, desde aquí, desde sus palabras hasta sus pies.
Por no querer que sus recuerdos los traicionen, y busquen en el conformismo una vieja escuela que está sucia y sin brillo.Déjalo que griten al que quiera gritar, al que quiera volar y ser transparente... poderoso.
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