Me
salto tres mil tiempos y camino por el umbral de la humanidad, esa que se ha
llenado de horror y fiebre, buscando un soplo en él alma. Imaginando que en los
lejanos pueblos de la selva y los desiertos, existen hombrecitos que buscan el
poder del sol, pidiéndole, con rituales y tambores, que se sumerja hacia las profundidades del
mundo y sacuda los cimientos de la crueldad, y reduzca a cenizas el más mortal de
los pecados, la vanidad.
UN RINCÓN EN EL ESPACIO
Alcanzo
un trueno en el cielo,
Andando
de pies a cabeza, íntegro, caminando lejos.
Donde
ninguna sonrisa amarga la libertad,
Donde
la humedad fertiliza la tierra.
Y me escapo al silencio y la calma,
Anclando
la vida en el sueño del universo,
Navegando
los terribles mares del espacio.
No
huyo, ni corro
Me
cuelgo del aire y me hago sueño.
DEVORADOR DE SUEÑOS
La luna permite descifrar la oscuridad del
mundo, capaz de hundirse al más intenso placer del ritmo y las canciones, un
mundo que morirá sin aplausos, un destino marcado como un tatuaje obligado, un
nicho bien cavado hasta la profundidad de la tierra de este mundo inentendible,
uno bien misterioso y peligroso.
Con armas bien filosas busca acuchillarte como
el diablo, capitán de la debilidad y el frio. Su tridente afilado y su sonrisa
apabullante, te señala con su enorme dedo cubierto de placer y pecados, hasta desnudar tu moral.
Una invisible lealtad al abismo, todo su servicio
al poder, un dios modelador del hombre, que con esfuerzo corrupto y letal, puede
tu rumbo cambiar. Y se desliza en el aire que lentamente gira, observando tu
lujuria; se ríe y te excita, al tiempo que lanzas la moneda buscado fortuna, apostando
el hoy, ese poderoso regalo que tienes para derrotar al tiempo, callando su
maldito sistema de obscenas ganancias, que escupe en tu rostro y te limpias como
lluvia.
LA PROCLAMA DEL FUEGO
Dentro de la profundidad del monte, un cuento
llegó con el viento, que de tanta simpleza, cautivó. Una proclama ardiente y feroz, una pena de
siglos, una canción transformada en ritual, una llama que ya nadie pudo apagar.
“Han
quemado la selva que nos abrigaba,
Y han
encerrado al agua, etiquetando su consumo,
Han
atado las manos del trabajador y quemado
sus tierras,
Han
sembrado el terror y nos han separado,
Nos
han quitado el amor por la igualdad, y censurado la palabra,
Nos
han vendido la felicidad enlatada y la máquina de hacer mil estrellas,
Pero
siguió naciendo entre el fuego y las lágrimas, una melodía de lucha incontrolable,
capaz de derribar murallas invisibles y caminar hacia respeto por la tierra y
el amor a la humanidad.”
PALABRAS VOLADORAS
Un
dragón de fuego y cicatrices, un dolor que se aleja y una gigantesca alegría de
sentir la energía del sol. Las alas del gigante se agitan suavemente, atraviesan el sinsentido que tiene la
inacción y se atreve a esculpir su propio rumbo, retando a un mundo, que de
solo mirarlo envejece. Se alimenta del camino, y se aleja al horizonte, ese
lugar que no tiene dueño, pero logra enamorar a todo peregrino. Iracundo y delirante, escribe su historia con palabras
voladoras, apasionando al viento de mágica poesía rebelde. PAÑUELOS ROJOS
Saliendo… juntando estrellas en el mar, viendo
un nuevo mundo que nadie tocará.
Porque nadie puede tocar nuestra voz,
Porque nadie puede tocar las palabras,
Nadie podrá destruir lo que no pueden silenciar.
Máximo resplandor al encuentro de la vida, los
corazones laten agitadamente y las puertas se abren al infinito. Donde la
rebeldía sea el fantástico poder de los guerreros
CRONICAS NOCTURNAS
En las noches de invierno, solía recorrer la
ciudad, abrigando sombras, del frío y de
otras calamidades.
A estos que la sociedad escupe, como producto
defectuoso, con un abrigo y cientos de palabras, penetraba en los callejones, e
insultaba al viento. Impotente ante los que teniendo ojos, miraban con los
pies.
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