LOS CAMINOS

Nos iremos tal vez,
ignorando la suerte o la desdicha;
sin ver lo verdadero de la utopía,
 quizás, entendiendo cuánto vale la vida.

los segundos no van a ser comprados.
ni las horas un mal de amores, 
proclamando el valor libre
de nuestra alma, sin exigirle al codicioso que utilice su balanza.

Que la muerte nos descubra insolentes,
 en la tierra de los hombres, 
 por haber sido valientes
y que de los cielos bajen 
sin alas ni coronas 
los deseos más intensos.

EL ENGAÑO

La espera no lo deja en paz, siempre consumiendo el verdadero momento que se tiene, tan solo vivir es comenzar.

Escondiéndose en las garras, que siempre son las mismas; tal vez un llanto, que pueda sacudir la voluntad, y desprenderse de esas peligrosas noches que lo atrapan y lo alejan. Rompiendo la estructura del miedo, esa rectitud que trae el conformismo, de querer vivir sin morir. Y caminar sobre una escalera al cielo y con fuerte voz, gritar lo que se ha prohibido y no callar lo que se quiere decir.