LOS LOCOS DE LA VIDA

Un hombre de barriga larga y sombrero gordo, parado sobre el mundo, fuma y ríe, con su gran habano de risas y sospechosos pensamientos, pisa a quien se acerca y al que huye lo persigue, cantandole a las sombras y a su reino. Con sus manos sucias, juega con la consciencia de la humanidad, ese perfume que sobrevuela las calles de los hambrientos y los soñadores.
Amenaza con limpiar todo privilegio y echarte al olvido, porque sabe que la semilla de un nuevo mundo está por brotar; mundo loco que algunos locos siguen soñando, esos que luchan contra los que respiran con el bolsillo y pretenden comprar el corazón.


ESPERANZA CUÁNTICA

Me salto tres mil tiempos y camino por el umbral de la humanidad, esa que se ha llenado de horror y fiebre, buscando un soplo en él alma. Imaginando que en los lejanos pueblos de la selva y los desiertos, existen hombrecitos que buscan el poder del sol, pidiéndole, con rituales y tambores, que se sumerja hacia las profundidades del mundo y sacuda los cimientos de la crueldad, y reduzca a cenizas el más mortal de los pecados, la vanidad.

UN RINCÓN EN EL ESPACIO

En un gran océano de estrellas,
Alcanzo un trueno en el cielo,
Andando de pies a cabeza, íntegro, caminando lejos.
Donde ninguna sonrisa amarga la libertad,
Donde la humedad fertiliza la tierra.


Y me escapo al silencio y la calma,
Anclando la vida en el sueño del universo,
Navegando los terribles mares del espacio.
No huyo, ni corro
Me cuelgo del aire y me hago sueño.


DEVORADOR DE SUEÑOS



La luna permite descifrar la oscuridad del mundo, capaz de hundirse al más intenso placer del ritmo y las canciones, un mundo que morirá sin aplausos, un destino marcado como un tatuaje obligado, un nicho bien cavado hasta la profundidad de la tierra de este mundo inentendible, uno bien misterioso y  peligroso.

Con armas bien filosas busca acuchillarte como el diablo, capitán de la debilidad y el frio. Su tridente afilado y su sonrisa apabullante, te señala con su enorme dedo cubierto de placer y pecados, hasta desnudar tu moral.

Una invisible lealtad al abismo, todo su servicio al poder, un dios modelador del hombre, que con esfuerzo corrupto y letal, puede tu rumbo cambiar. Y se desliza en el aire que lentamente gira, observando tu lujuria; se ríe y te excita, al tiempo que lanzas la moneda buscado fortuna, apostando el hoy, ese poderoso regalo que tienes para derrotar al tiempo, callando su maldito sistema de obscenas ganancias, que escupe en tu rostro y te limpias como lluvia.