Una vez, envuelto en la noche, un carnaval gritaba
al viento:
“No te dejes arrastrar al mar de las sombras,
esas
que te hacen olvidar porque estas acá.
Que
no te ofrezcan más de la cuenta,
y descubre a los que alguna vez
se
sentaron en tu mesa apuñalando la verdad.
Nadie
puede enloquecer tu libertad,
Algo
como el aire, no se puede robar,
Con
los ojos bien abiertos, míra de frente,
ponte
de pie, e insulta al que trate de frenar tu caminar,
Alguien
del otro lado del mar, está como vos,
Buscando
la verdadera razón de existir”.



