LA PROCLAMA DEL FUEGO



Dentro de la profundidad del monte, un cuento llegó con el viento, que de tanta simpleza, cautivó.  Una proclama ardiente y feroz, una pena de siglos, una canción transformada en ritual, una llama que ya nadie pudo apagar.
 
“Han quemado la selva que nos abrigaba,
Y han encerrado al agua, etiquetando su consumo,
Han  atado las manos del trabajador y quemado sus tierras,
Han sembrado el terror y nos han separado,
Nos han quitado el amor por la igualdad, y censurado la palabra,
Nos han vendido la felicidad enlatada y la máquina de hacer mil estrellas,
Pero siguió naciendo entre el fuego y las lágrimas, una melodía de lucha incontrolable, capaz de derribar murallas invisibles y caminar hacia respeto por la tierra y el amor a la humanidad.”

PALABRAS VOLADORAS



Un dragón de fuego y cicatrices, un dolor que se aleja y una gigantesca alegría de sentir la energía del sol. Las alas del gigante se agitan suavemente, atraviesan el sinsentido que tiene la inacción y se atreve a esculpir su propio rumbo, retando a un mundo, que de solo mirarlo envejece. Se alimenta del camino, y se aleja al horizonte, ese lugar que no tiene dueño, pero logra enamorar a todo peregrino. Iracundo y delirante, escribe su historia con palabras voladoras, apasionando al viento de mágica poesía rebelde.

PAÑUELOS ROJOS

Saliendo… juntando estrellas en el mar, viendo un nuevo mundo que nadie tocará.
Porque nadie puede tocar nuestra voz,
Porque nadie puede tocar las palabras,
Nadie podrá destruir  lo que no pueden silenciar.

Máximo resplandor al encuentro de la vida, los corazones laten agitadamente y las puertas se abren al infinito. Donde la rebeldía sea el fantástico poder de los guerreros 

CRONICAS NOCTURNAS

En las noches de invierno, solía recorrer la ciudad,  abrigando sombras, del frío y de otras calamidades.
A estos que la sociedad escupe, como producto defectuoso, con un abrigo y cientos de palabras, penetraba en los callejones, e insultaba al viento. Impotente ante los que teniendo ojos, miraban con los pies.


El DISCURSO DEL JUGLAR

Una niebla lo cubría todo y yo deambulando por la soledad, perdido en tus ojos, que te me escapas como una brisa  por los rincones, que te pierdes como brillante luz en la noche, te persigo aunque mis pies no avancen, ni que mi mente se encandile con el efímero temor.
Tu mirada, es un puño firme que se muestra en el aire, negando toda dependencia, ni esclavizando los pensamientos. Apuras una fuerte manifestación de amor, en una tierra que no tiene dueño, ni emperador.  
Es libre como la semilla que nace entre las rocas, es fuego ardiendo en el alma, es canción bailando con el viento sin control,  sobre la mar revoltosa, buscando la invisible integridad de los elementos.


BAILANDO CON EL FUEGO

Que les voy a decir, si las venas están sangrando hace tiempo, todo lo malo lo dejo a un lado y voy comiendo de la tierra, de la luna y el vino.
Hacia el norte dirás, masticando fina fruta y delicado bienestar, donde los placeres cuestan caro, y  la codicia es ley. Donde los aires de grandeza son perfume entre las sombras, y los muertos son dinero para los poderosos.
Yo señalo al sur, de mil noches y mil fuegos, que absorben las lágrimas de las profundas tinieblas.
Los brujos en sus sueños, ríen de tanto cantar, las baladas más tristes de un futuro abrasador.


MUNDO CIEGO

Se vive  en los terribles mundos de los ciegos, nos venden una podrida eternidad, donde  los precios abundan y se evaporan en la mentira.
Mentira de existir, de exigir una vida robada,  que de tan vacía, se pierde en lo profundo del aire.
Cuando la tierra húmeda parece desaparecer, los dueños del mundo te piden una gran colaboración, te señalan y te advierten,  amenazando tu calidad y tus sueños.
El lobo desciende del monte en ocasiones que tanto adoras, permitiendo que la locura de pertenecer, se ría de tus flacos atributos,  y te enjaule en la debilidad.
Pero el ojo salvaje mira por la fina ventana que se abre al exterior,  preguntando si todos será real.
Se destierra  el hombre que atraviesa el bosque profundo, abriendose al viento que sopla entre lo oscuro y deja el rancio placer de continuar estibando, se disuelve en la sinrazón de ser libre.