Sus
ojos expresaban, un torrente de letras, que acariciaron el papel; invitando
aquel que quiera descubrir. Es
la historia de un pueblo, que comenzaba a brillar, negando el olor del
letargo y la comodidad, explotando del cañón del silencio, siendo
murmullo queriendo gritar. Es
el cuento de los corazones rebeldes que avanzan escondidos, castigados con dolores obligados a doler. Donde
lejanos pergaminos incitaron al despojo y al cruel relato de la libertad de papel; presumiendo su idiotez, tratando callar lo imposible; la canción
del fuego y el aire, cantadas en las noches de fiesta, disparando un mensaje al cielo:
“Si la oscuridad es rey,
las luces serán vanguardia,
Convirtiendo las pequeñas
voces solitarias
en una sola mirada,
en una sola mirada,
Ese perfecto
igual de lo que somos,
El ser más puro
que abraza la tierra,
Guerrero de fina mirada,
Clavando la vida, en
lo profundo de la selva”
Un
relato fantástico perdido en los días, una leyenda que brilla en la inmensidad,
buscando el sueño de la luna al encuentro del sol.
