Dentro de la profundidad del monte, un cuento
llegó con el viento, que de tanta simpleza, cautivó. Una proclama ardiente y feroz, una pena de
siglos, una canción transformada en ritual, una llama que ya nadie pudo apagar.
“Han
quemado la selva que nos abrigaba,
Y han
encerrado al agua, etiquetando su consumo,
Han
atado las manos del trabajador y quemado
sus tierras,
Han
sembrado el terror y nos han separado,
Nos
han quitado el amor por la igualdad, y censurado la palabra,
Nos
han vendido la felicidad enlatada y la máquina de hacer mil estrellas,
Pero
siguió naciendo entre el fuego y las lágrimas, una melodía de lucha incontrolable,
capaz de derribar murallas invisibles y caminar hacia respeto por la tierra y
el amor a la humanidad.”

