CRONICAS NOCTURNAS

En las noches de invierno, solía recorrer la ciudad,  abrigando sombras, del frío y de otras calamidades.
A estos que la sociedad escupe, como producto defectuoso, con un abrigo y cientos de palabras, penetraba en los callejones, e insultaba al viento. Impotente ante los que teniendo ojos, miraban con los pies.


El DISCURSO DEL JUGLAR

Una niebla lo cubría todo y yo deambulando por la soledad, perdido en tus ojos, que te me escapas como una brisa  por los rincones, que te pierdes como brillante luz en la noche, te persigo aunque mis pies no avancen, ni que mi mente se encandile con el efímero temor.
Tu mirada, es un puño firme que se muestra en el aire, negando toda dependencia, ni esclavizando los pensamientos. Apuras una fuerte manifestación de amor, en una tierra que no tiene dueño, ni emperador.  
Es libre como la semilla que nace entre las rocas, es fuego ardiendo en el alma, es canción bailando con el viento sin control,  sobre la mar revoltosa, buscando la invisible integridad de los elementos.


BAILANDO CON EL FUEGO

Que les voy a decir, si las venas están sangrando hace tiempo, todo lo malo lo dejo a un lado y voy comiendo de la tierra, de la luna y el vino.
Hacia el norte dirás, masticando fina fruta y delicado bienestar, donde los placeres cuestan caro, y  la codicia es ley. Donde los aires de grandeza son perfume entre las sombras, y los muertos son dinero para los poderosos.
Yo señalo al sur, de mil noches y mil fuegos, que absorben las lágrimas de las profundas tinieblas.
Los brujos en sus sueños, ríen de tanto cantar, las baladas más tristes de un futuro abrasador.