Le
regalamos nuestras alas,
Levantamos
su trofeo pensando que era nuestro.
Y lo que fue poder, fue terror… lo que fue
simple, fue difícil de explicar.
Hoy
los abrazos contienen un poder tan firme como ayer, y esa conexión que perdura
por los años, nos demuestra que en cada trazo, podemos inventar un espacio flexible,
un color nuevo que nos haga reconocer nuevamente el sentido de nuestra
independencia.
